América
Latina en la actualidad posee una rica herencia cultural como resultado del
proceso de mestizaje de las razas que se han entrecruzado a lo largo de la
historia, sobre todo la conquista española, donde comenzó la interacción y la
compenetración de sangre y culturas.
Es
la zona del planeta con mayor diversidad étnica y tiene gran variedad de
pueblos con gran porcentaje y presencia de migración, pues todos se mueven
entre si, por el continente.
Tiene
sus fuentes principalmente en la cultura nativas de América (cultura maya,
mexica e inca), de Europa (provenientes de la península ibérica, española,
portugués, francesa y algo de Italia, Alemania, Inglaterra y Holanda) y cultura
africana (con impacto principal en el Caribe y Brasil).
Cada
uno ha desarrollado su cultura propia, según su historia, experiencias y las
generaciones que van conformando cada país. La manera de hablar y acento
diferente, nos caracteriza. Pero si algo nos une, es el mismo idioma, a
excepción de Brasil.
Esta
claro que nuestra cultura es diversa, que cuenta con gran variedad de tradiciones
y costumbres, y que cada país a pesar de que es diferente a los otros, tiene su
propia riqueza, sin embargo, los latinos tendemos a buscar lo extranjero, buscando
lo “gringo” o lo europeo, porque creemos falsamente que es mejor o tiene más
auge.
Simplemente,
cuantas veces encontramos en las novelas, no sólo mexicanas, al actor principal
güero, alto. O lo que todas las niñas soñamos con un príncipe, pero lo imaginamos
favoreciendo el modelo europeo y la monarquía.
Un
termino bastante familiar para nosotros es el “malinchismo”, que aunque su
origen remonta en México, este sentimiento desprecio hacia lo propio y
admiración de lo foráneo es común de muchas culturas que conviven en
Latinoamérica, aunque tengan otras denominaciones.
El
“malinchismo” es conocido como la
conducta referente a lo extranjero, cuando una persona prefiere lo extranjero a
lo nacional, también se le llama “malinchista” a aquella persona que tiene el
deseo de creerse de otro país extranjero, sin pertenecer a él.
Caricatura malinchista. |
Si
le buscamos el fondo de este motivo, se tiene que admitir que es por un enorme
sentimiento de inferioridad cultural con respecto a la avanzada y “envidiada” Europa
o al imponente y admirado Estados Unidos. Vemos su cultura como la correcta y a
la propia cambiarla. No es raro escuchar a un latinoamericano decir “si
pensáramos como ellos, todo sería distinto”.
Alcira
Argumedo, en su obra “Los silencios y las voces de América Latina”, menciona la
imposibilidad de ver al mundo como un todo y que los el progreso que vivió
Europa e incluso, Estados Unidos, no
pueden ser empleados de la misma forma en Latinoamérica.
Continuamente
creemos que sucesos o fenómenos que ocurrieron en otros países tendrán el mismo
resulto aquí, o que se podrían implementar de la misma manera. Generalmente,
los latinoamericanos, tenemos un pensamiento pasivo y conformista, esperamos
que los cambios ocurran por si solos y es bastante claro que si queremos lograr
algo, tenemos que empezar por nuestra mentalidad.
Muchos
denominan este tiempo como neoliberal o neo consumista, que se presenta cuando se
están adquiriendo toneladas de dulces, chocolates, quesos, vinos y otros
productos que vienen de Estados Unidos y los países de Oriente sin etiquetas en
español, por poner un ejemplo.
Con
una visita al supermercado se comprueba que fácil es ver un producto agua
mineral francesa (Perrier), alimentos de animales de EUA, postres suizos o
norteamericanos, entre otros. Sobre lo mexicanos.
Ahora,
aparte de tender a buscar lo internacional, lo nacional, lo discriminamos. El
sector indígena, es sumamente numeroso,
en especial en México y Centroamérica.
Han
sido menospreciados o marginados, en vez de considerarlos como lo que realmente
son, uno de los grandes factores raigales de nuestra identidad como hispanos.
Al contrario, se han tenido que enfrentar con el dilema de integrarse a la vida
nacional, lo que significa renunciar a su lengua, a su modo de vivir, a su
religión y a su identificación étnica. Que al final también es nuestra.
Que
es lo que pasa para que nuestra sociedad y el resto de América Latina tengan la
tendencia de inclinarse por lo extranjero, si nos vamos por la cuestión
económica, no es desconocido que si consumimos producto nacional, nuestra
economía mejorará, generaría más empleos, aumentaría la calidad, tendríamos un nivel de competitividad y hasta lograr
llegar estar al mismo nivel que empresas foráneas. Sin contar que si adquirimos
algo, sería mas accesible. Todo es una cadena, que si bien estamos consientes
de esto, no hacemos nada para que se produzca.
América
Latina debe dejar de mirar el ombligo de otros para poder enfocarnos en el de
nosotros y crecer como sociedad con identidad y cultura propia. Si todo esto es
a favor de la población, y nos traerá beneficios, no encuentro la causa del
porque no dejamos todos esos tabúes que estamos llenos de “porque es gringo, es
mejor” o “porque este no es de aquí, ha de tener mas calidad”.
Tenemos
las fuentes para lograr algo bien y si tenemos gente cumplida y trabajadora, no
veo porque no se puede lograr algo con el que estar orgullosos y mejor aun que
sea nacional.
Alicia Ugarte
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